Descripción de la Explanada de la Piedra Blanca

Tiempo atrás, antes del Cataclismo, la Explanada de la Piedra Blanca había sido uno de los lugares sagrados de adoración. El fenómeno de la roca blanca había atraído la atención de los curiosos. El propio Príncipe de los Sacerdotes de Istar había bendecido la inmensa piedra que se alzaba en medio de un claro perpetuamente verde, declarándola piedra sagrada y prohibiendo a todo el mundo que la tocara.

Incluso después del Cataclismo, cuando la fe en los antiguos dioses había fenecido, la Explanada continuó siendo un lugar sagrado. Seguramente esto era así porque el Cataclismo ni lo había afectado. La leyenda sostenía que cuando la montaña ígnea había caído del cielo, la tierra que rodeaba la Piedra Blanca se había resquebrajado y partido, pero ésta se había mantenido intacta.

La imagen de la gigantesca roca era tan impresionante, que nadie había osado nunca acercarse a ella o tocarla, ni siquiera ahora. Nadie sabía tampoco cuál era el extraño poder que la poseía. Lo único que sabían era que la atmósfera que rodeaba a la Piedra Blanca era siempre cálida y primaveral. No importaba lo crudo que fuera el invierno, la hierba de la Explanada de la Piedra Blanca estaba siempre verde.