Dia de descanso

Arkanos se lanzó a una zona de poca profundidad, pocas cosas le harian adentrarse en aguas mas oscuras. Durante unos segundos buceó bajo el agua, observando a traves de la azulada inmensidad del lago y disfrutando de la fria corriente; de vez en cuando un pez desprendia un destello o se cruzaba con algun alga que apartaba con una mueca de asco.

Buceó hasta que sus pulmones no pudieron más y emergió a la superficie formando un sonoro chapoteo y permaneció unos instantes manteniendose a flote usando piernas y brazo mientras recobraba el aliento a bocanadas. Despues, comenzó a bracear hacia la orilla donde habia dejado su mochila, sus armas y su ropa. Salió desnudo del lago y se vistió con sus pantalones, distraido, dejó caer su camisa, sucia como de costumbre, unos metros mas allá y ahora el viento iba alejandola poco a poco.

El humano se tumbó en la hierba y observó el cielo, el dia estaba claro y el sol brillaba con fuerza en el cielo, era un dia perfecto; el dia era inmejorable, el agua del lago era clara y fresca y los alrededores del lago rebosaban vida y tranquilidad... Para Akanos aquello era un paraiso solo mejorable con una biblioteca, no muy grande, y una buena taberna en la que festejar cada noche.

Exhalo un largo suspiro y se reincorporó, juntando las rodillas y abrazandolas con ambos brazos; su colgante de plata resbaló hasta la cicatriz de su pecho y varias gotas cayeron hasta su cintura y luego al prado. Arkanos desató un pequeño cordon negro que llevaba alrededor del tobillo y con el se recogió el pelo en una coleta, aunque dos mechones de pelo negro calleron sobre su frente. Inconscientemente se llevó el cordón del colgate la boca, este estaba roido y desgastado ya que Arkanos tenía la costumbre de morderlo muy amenudo. De este modo, permaneció pensativo, con la vista perdida en el lago; recordo los ultimos dias, el largo y caluroso camino y la bndición que habia sido la imagen del lago a o lejos. De pronto le asaltóel recuerdo de la muerte de su madre, bastante reciente, por unos momentos la tristeza recorrió su pecho, pero Arkanos se sacudio ese pensamiento.

-A fin de cuentas, si no somos capaces de convivir con la muerte como hacerlo con vida - Susurró Arkanos en un arranque filosofico,despues permaneció callado unos momentos -Prefiero recordarla en vida- Sentenció finalmente.

Sonrió, el caluroso sol golpeaba con fuerza su cuerpo, y Arkanos se habia propuesto disfrutar de su primer dia de vacaciones en mucho tiempo.

Spoiler:

La tranquilidad reinaba en el lago y el ardiente sol comenzaba a alzarse sobre las lejanas montañas del horizonte. Nada parecía perturbar aquella paz y nada lo haría, era todo un remanso de paz para Arkanos (que aun tenía la cercana y dolorosa muerte de su madre en sus pensamientos).

Cuando Arkanos se levantó escuchó que, no muy lejos de allí, se escuchaba el galopar de varios jinetes que se acercaban hasta su posición, un par aproximadamente o eso le parecía, y cuando se girara para verlos con claridad observaría que, como pensaba, eran dos.

Uno de ellos iba sobre un negro y gran corcel de guerra y el otro montaba otro marrón, eran dos hombres y el primero portaba una armadura de malla y de cuero con el rostro al descubierto, llevaba una larga espada de batalla con la hoja curva en su filo final y todos los pertrechos de marcha a su espalda, así como una larga capa azul. Su curtido rostro mortaba varias cicatrices, de esas que solo pueden ser creadas por el filo de una espada, así como de una larga barba y melena rubia y su azulada mostraba una gran determinación.

Al lado de este había otro viajero de parecida forma y figura, llevaba una armadura de malla y de cuero, así como de una espada pero esta lisa y alargada. Tampoco llevaba el rostro al descubierto y mostraba un rostro menos curtido, de pelo largo y castaño, y unos penetrantes ojos verdes. También portaba los pertrechos de viaje clasicos a su espalda aunque no llevaba una capa.

Ambos jinetes cabalgaron con decisión, pero reduciendo lentamente su velocidad hasta que finalmente pararon justo ante Arkanos, susurraron entre ellos unas inaudibles palabras en un lejano y desconocido idioma y posteriormente el primero de los jinetes descabalgó y caminando hacia Arkanos dijo con suma traquilidad y cordialidad pero con un marcado acento:

-Saludos buen hombre, mi nombre es Ulric y este es Gulbail- dijo señalando al otro jinete- somos dos viajeros de tierras lejanas y necesitamos un lugar para descansar, tanto nosotros como nuestros caballos, y no nos vendría mal tomar un buen trago... ¿Podeis decirnos de alguna taberna o lugar al que podamos ir?

Y dicho esto aquel "gigante", media mas de dos metros y por ende superaba ampliamente a la figura de Arkanos en cuanto a tamaño, se cruzó de brazos ante él a la espera de una respuesta y mostrando una mirada un tanto cordial, demasiado quizás ...

Arkanos escuchó el sonido de los cascos, estos se le hicieron bastante molestos pues, fuesen bandidos o nomadas, ambas opciones apuntaban al finde su descanso. El humano se giró y pudo ver que eran dos jinetes quienes se acercaban, por precaución cogió uno de sus puñales y lo ocultó en la cintura de su pantalon, en la espalda. Despues se levantó con desgana y susurrando:

-Y yo que queria estar solo... si almenos fuese una bella elfa-

Arkanos esperó paciente a que el jinete que habia desmontado, quien, al igual qe su compañero iba perfectamente armado como había podido observar, se acercara. El humano era enorme, y Arkanos tenia que alzar la vista para poder mirarlo a la cara. Escuchó atentamente las palabras, aunque de vez en cuando hacia un extaño movimiento con alguna parte de su cuerpo para espantar a una mosca que había comenzado a rondarle, una vez hubo terminado Arkanos le devolvió una cordial sonrisa, una de las sonrisas mas falsas que habia dedicado a alguien en mucho tempo, recordó Arkanos:

-Saludos Ulric, mi nombre es Arkanos y yo tambien voy de viaje- Comenzó a decir haciendo un ademan señalando sus pertenencias -De hecho me dirijo hacia una posada de la que he oido hablar, el Ulimo Hogar la llaman, no esta lejos de aqui en Solace -

Cuando Arkanos terminó de hablar echó un vistazo a su espada, no estaba lejos y o pretendia alejase de ella demasiado; habia aprendido de las experiencias pasadas a desconfiar de los viajeros amables.

Morgoth no pudo evitar sonreir antes, durante y despues de las palabras de Arkanos, se denotaba en el cierto atisbo de pesadumbre ante la idea de tener que ir acompañado hasta Solace pero tampoco le importaba mucho al caudillo de los oscuros que su nuevo "guía" prefiriera no estar acompañado de desconocidos... Con el mismo tono de antes continuo diciendo:

-Te agradecería que nos llevaras hasta esa posada, te harías un gran favor, y te ganarías un buen trago de cerveza- dijo para observar como Arkanos miraba con cierto interes a su espada para seguir hablando- No hace falta que te preocupes por tu arma... Somos unos completos desconocidos y es normal que no confies en nosotros pero piensa que te necesitamos para llegar hasta esa jarra de cerveza...

Dicho esto montó sobre su caballo a la espera de que Arkanos dirigiera la marcha, a pie, pues irian a su paso y al mismo tiempo reflexionaba para sí el por que dar un nombre falso. Debía darlo para no descubrir su auténtica identidad, para ser un viajero anónimo y para no leventar sospechas pero, en parte, era como un juego... Un luego muy divertido y entretenido.

Arkanos suspiró derrotado, el que se hacia llamar Ulric no parecia tener intención dejar que cada cual siguiera supropio camino asi que se encogió de hombros y asintió. Arkanos vistió su camisa aunque no la abrochó, el calor seguía sofocandolo y no tenia ningun inención de colocarse los refuerzos de cuero, si debía perder la vida por ello almenos estaría fresco. Aseguró su espada en el cinto y su otro puñal junto al primero y emprendió la marcha al frente.

Intentaba recordar las indicaciones que le habian dado unos comerciantes de especias con los que se habia encontrado, despues de avasallarlo con ofertas y tras convencerce con decepción que Arkanos no tenia mas que un par de monedas, les habia indicado el camino; despues de un par de horas de viaje había llegado al lago.

Arkanos guió a sus nuevos ''amigos'' hasta el camino, mientras el caminaba los jinetes iban comodamente sentados cabalgando al paso del humano. Akanos caminaba distraido y en silencio, casi sin recordar que tenia compañia y jugando con uno de los puñales: realizaba graciles giros de muñeca y habilidosos movimientos con los dedos moviendo el puñal en un dirección u otra y haciendolo describir arcos; recordó con nostalgia los dias de su juventud, pese a ser hijo de un caballero se había dedicado a la picaresca y le maravillaba conservar aun esa soltura con las muñecas. No pudo evitar sonreir en silencio al pensar que si sus compañeros leyeran su pensamiento podrian pensar que estaba refiriendose a otra cosa.

Durante largo tiempo Arkanos permaneció en silencio, sin embargo poco a poco ese silencio comenzaba a tornarse insoportable; el sonido de los caballos, el viento y los pajaros y otro animales comenzaban a crispar los nervios de Arkanos y este decidió hablar:

-Y decidme, ¿Que os traen a estas tierras Ulric?[b]-

El viento soplaba levemente trayendo consigo los ardientes aires del verano, los cuales no ayudaban a mejorar la intensa calor que el sofocante sol de verano provocaba en los caballeros que portaban los pertrechos ligeros de batalla y que no estaban acostumbrados temperaturas. Venían de tierras frías, tierras en las que los veranos eran suaves y los inviernos mortales, de lugares hermosos y a la vez mortales pero no de sitios como este. La armadura de malla y de cuero no ayudaba pues a mejorar aquello pero iba en contra de la costumbre de Morgoth quitarsela y por cabezonería no lo haría...

Las gotas de sudor surcaban su rostro y de vez en cuando tomaba largos tragos de la cantimplora que llevaba consigo aunque, en el fondo, consideraba que su situación era mejor que la del hombre que iba a pie y poco a poco se iba acostumbrando a esas temperaturas.

Su compañero, Gulbail, estaba en la misma situación que su jefe pero aguantaba menos la compustura pero el mero orgullo y altaneria de ambos hombres les impedía mostrar el menor atisbo de debilidad por lo que continuaban con su viaje sin rechistar...

Morgoth jugueteaba con la empuñadura de su espada, acariciandola, era algo que realizaba desde joven y nunca había podido quitarse aquella manía, que le relajaba, pero que solía poner incomodos a todos los que le rodeban pues pensaban que en su mente había pensamientos de entablar un combate o una batalla pero tan solo era una manía, un juego para relajarse aunque no era muy bien visto...

-Podriamos decir que estamos de paso, llevamos muchos meses de viaje y nos dijeron que por aquí habia una aldea llamada Solace pero desconocemos su situación exacta, pensamos parar allí unos días o puede que algo más para descansar y tomar fuerzas- dijo con una mueca de cordialidad en su rostro- pero dime: ¿Qué es lo que te a ti trae aquí?

Una respuesta aburrida, tal y como habia esperado Arkanos. El calor habia comenzado a hacer mella en Arkanos quien tenia la frente y el torso bañados en sudor, habia comenzado a tomar grandes bocanadas de aire por la boca y predecia que de un momento a otro comenzaria a jadear como un perro; el dia habia comenzado a torcerse desde que lo habian sacado de su pequeño paraiso junto al lago.

El joven humno observó con curiosidad a sus acompañantes, pese al sofocante calor no se habian desprendido de las corazas, muy precavidos pensó Arkanos. Por primera vez se fijó en la apariencia de los jinetes, sus vestimentas y sus barbas; Akanos no reconoció su procedencia, pero sin duda venian de tierras lejanas.

-Pues...- Arkanos permaneció pensativo unos segundos. -Voy de un lugar a otro, quiero viajar y ver mundo, poder ver las riquezas de todas las naciones, proba sus placeres y aprender; digamos que busco mi propio santo grial-

Arkanos sonrió, a fin de cuentas ni siquiera estaba seguro de que aquello fuera cierto, lo unico que sabia con seguridad era que queria viajar, viajar a donde fuese y cuando fuese. Arkanos oteó el orizonte usando una de sus manos como visera y pudo vislumbrar la figura de Solace recortada contra el azulado cielo de verano. El sol se alzaba ya justo encima de los viajeros anunciano el medio dia y el estomago de Arkanos comezaba a gruñir, las pocas provisiones que habia reunido en el ultimo pueblo se le habian agotado la noche anterior y ahora lamentaba no haberse parado a pescar en el lago. Otro pequeño detalle que agradecer a sus amigos.

Aquella agobiante y calurosa temperatura hacía mella tanto en Morgoth como en Gulbail pero no daban muestras de ello, la debilidad suponía la muerte y no pretendían mostrarla, y al mismo tiempo se sorprendían ante la dejada actitud de su acompañante que descuidadamente tan solo había tomado sus armas, sin ponerse las ropas tipicas de protección, prefiriendo la comodidad a la seguridad. Eso era un error que muchos cometían y ello solía provocar la muerte de la mayoría de ellos, quizás este fuera la excepción a la regla pero lo dudaba.

Por otra parte también podía ser una locura llevar las ropas que llevaba en estas tierras pero prefería estar bien protegido ante cualquier posible amenaza que morir a manos de una flecha mal lanzada por lo que ni se le paso por su mente la posibilidad de retirarse sus pertrechos.

-¿El santo grial? Desconozco que es ese objeto pero supongo que será una expresión común de tu tierra natal- dijo respondiendo a las palabras de Arkanos.

Observó entonces, en la lejanía, unos hilillos de humo que representaban claramente una población cercana, estaría a un par de horas, y no dudaba de que Solace. Posiblemente, al final de la tarde o antes si se daban prisa, llegarían a la aldea y podrían disfrutar de esa gran jarra de cerveza.

-Mirad, con suerte en un par de horas podremos tomarnos esa jarra- dijo mientras dirigía la mirada hacia los arboles de la pequeña aldea y sus chimeneas.

Spoiler: